Es 128AD. El emperador Adriano anuncia un gran festival para celebrar sus primeros diez años como emperador romano. La atracción principal es una carrera de carros que abarca todo el imperio de Roma a Helvetia.
Aurigas famosos de todo el vasto imperio romano como Grecia, Egipto, Judea, Cartago, Hispania, la Galia, Macedonia y Britannia se han reunido en la Ciudad Eterna. Espectadores en sus miles están fluyendo en la Ciudad Eterna para la carrera inaugural en el Circo Máximo.
El aire es tensa por la excitación y anticipación.
La noche antes de la primera carrera, uno de los conductores de carros de Judea es encontrado asesinado en su habitación. El auriga había sido torturado y crucificado a la ventana de la habitación. El cuerpo de una mujer desconocida también se encuentra en el suelo.
El jefe de la guardia pretoriana del emperador, Quinto Octavian, sospecha constantemente enfrentadas familias nobles de Roma de ser el autor intelectual de los asesinatos. El emperador Adriano está profundamente preocupado por los asesinatos. Teme un baño de sangre en Roma y en el agitado Judea. Sólo habían pasado unas pocas décadas desde que las legiones romanas destruyeron Jerusalén, la capital de Judea y aplastaron la rebelión hebrea. El emperador teme otro levantamiento en Judea, que podría extenderse a las otras colonias romanas conquistadas.
El emperador Adriano pide Quinto Octavian para tomar la posición del auriga de Judea asesinados y representar Judea en la próxima carrera de carros.
Como Quinto continúa su investigación, es atraído inexorablemente en el oscuro mundo de la política romana. Quinto tiene que resolver dos problemas al mismo tiempo. Él tiene que seguir ganando cada carrera para mantenerse en el Campeonato. Él también tiene que resolver los asesinatos individuales sin convertirse en la próxima víctima
